Lleno de beneficios para la salud

Si resulta que te gusta el bacalao, te encantará también saber que se trata de un superalimento que se recomienda introducir en cualquier dieta saludable debido a sus importantes beneficios nutricionales.
 

Alto contenido en Omega-3.
Este ácido graso ha demostrado ser muy eficaz a la hora de reducir los triglicéridos en la sangre por lo que protege el corazón disminuyendo las arritmias y evitando la formación de coágulos en la sangre, mejora la presión arterial, además de tener propiedades antiinflamatorias.

Gran aporte de proteínas.
Las proteínas del bacalao resultan más ligeras que la de la carne, lo que hace que se metabolicen mejor. Te recordamos que las proteínas son fundamentales para aumentar la masa muscular.

Es rico en Vitamina B (B6 y B12).
Estas vitaminas son esenciales para el metabolismo, además de ayudar en la salud del cabello y de las uñas.

Contiene fósforo, calcio y selenio.
Estos minerales son necesarios para la formación del ADN al tiempo que sus propiedades antioxidantes contribuyen a prevenir los daños producidos por los radicales libres.

Infinidad de opciones

El bacalao además puede ser preparado de mil maneras diferentes… Si has viajado alguna vez a Portugal lo tendrás muy claro… aunque aquí en España tampoco nos quedamos cortos: al pil pil, a la gallega, con pimientos asados… y cómo olvidar el potaje de garbanzos tan típico en Semana Santa. Aunque desde aquí aconsejamos acostumbrar a nuestros hijos a comer todo tipo de guisos, para aquellos casos que se resistan siempre está la opción de las socorridas croquetas o, por qué no, del típico “fish&chips” inglés: les encantará.

Eso sí, para llevar a cabo cualquiera de las recetas primero es necesario desalar correctamente el bacalao. ¿Tú como lo haces? Nosotros te recomendamos los siguientes pasos:

1- Coloca las piezas en un recipiente con la piel hacia arriba y cubrirlas completamente con agua.
2- Guarda el recipiente dentro de la nevera para que esté a una temperatura constante.
3- Tenlo así durante 48 horas durante las cuales cambiarás el agua cada 6 horas aproximadamente.
4- Sustituye el agua por leche las últimas tres horas; mejorarás su textura y adquirirá un color más blanco.
5- Tras este tiempo, pon los trozos en un trapo o papel para secarlo y dejar que recupere la temperatura ambiente.
 

Ahora te toca a ti...  Elige tu receta favorita y ¡a lucirte!
 

¡Muchas gracias por leer hasta aquí y muchos besos!